Aparecidos en el Museo de la Universidad de Sonora. Cuentan que cuando se inauguró el museo pudieron
encontrar a dos niños jugando en el primer piso, entonces sucedió que haciéndose un hoyo en el piso cayó uno de ellos para abajo, siendo que el otro también intentando sacar al primer en caer, nadie se dio cuenta de esto hasta tiempo después cuando el olor inundó el olfato de las personas que pasaban por el museo, fijándose lo que había debajo del hoyo es que se pudieron encontrar a estas criaturas y quitar sus cuerpos de allí, sin embargo todos dicen que se oyen voces por las noches, se escucha como juegan estos chicos y se ríen sin parar.