Gallo de Barcelos. Un día llegó un hombre a Portugal que era bueno en gran manera, pero sin embargo había al poco tiempo sido acusado por haberle robado dinero a un terrateniente
que se encontraba por allí viviendo, entonces sucedió que fue directo acusado a la horca como un delincuente, como cualquier otro, en un momento clave le preguntaron cuál era su último deseo en la tierra y él respondió que querría hablar una vez más con el juez que lo había juzgado, para no perder tiempo lo llevaron inmediatamente con él que se encontraba comiendo un pollo, el cual era un gallo y dejó el plato de lado cuando llegó el hombre en cuestión, le dijo que era inocente, pero claramente nadie le creería sin pruebas, por eso es que sentenció rápidamente que si acaso era inocente, el gallo que estaba comiendo el juez se levantaría y comenzaría a cantar en modo de demostración, así es que de modo casi inmediato se llevaron al prisionero a la horca para terminar con su vida.
Cuando el hombre fue colgado, el juez vio cómo su gallo se levantaba del plato y comenzaba a cantar, no podía creerlo y estaba anonadado, por eso es que salió corriendo para salvar al hombre, si bien era demasiado tarde porque ya habían colgado a este hombre, lo cierto es que como por arte de magia el nudo había sido mal atado y este no murió, sino que cayó y quedó con vida, el juez se tranquilizó mucho cuando notó que no había condenado a un hombre inocente y no tuvieron más inconvenientes.