No solo los perros lamen. Una niña vivía con sus padres que la amaban mucho, la consentían y al no
tener hermanos, ellos le dieron en forma de obsequio a un bello perro guardián que siempre la protegería, ella dormía con el canino dentro de su cuarto, en el mismo se acostaba el perro y lamia su mano por las noches, una en especial sucedió que salieron los padres y luego pudo sentir como su amigo fiel lamia su mano, no notó nada extraño, pero al despertar encontró al animal totalmente sin vida lleno de sangre y con la misma se escribía en su espejo el mensaje de – No solo los perros lamen. Esto terminó de llevarla a un manicomio donde pasó el resto de su vida recordando aquel episodio sin explicación.