El mito de Gilgamesh – Los Anunnakis

Cuando el toro de los cielos embistió a Gilgamesh Enquido intervino y agarro al monstruo con sus dos

taladros, después de una dura batalla Enquido enterró su espada en lo profundo de su cuello y abatió a la bestia luego arrancaron su corazón y lo alzaron hacia el cielo en honor a un dios quien les había ayudado.
Tras duras deliberaciones los dioses le dieron a conocer a Gilgamesh cual había sido su sentencia los dioses le perdonaron la vida a Enquido pero lo condenaron a pasar el resto de su vida recluido en unas minas a realizar trabajos forzados. Dos emisarios conducirían a enquido hasta las minas y allí permanecería hasta el fin de sus minas.

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